El ruido ideológico de los neofalantes gallegos: una disonancia necesaria en el espacio sociolingüístico de Galicia


Resumen:

Este artículo propone una reflexión sobre el papel de los neofalantes gallegos como generadores de un “ruido ideológico” que desestabiliza el equilibrio aparente del bilingüismo en Galicia. A partir de los conceptos de “minorías activas” (O’Rourke y Ramallo) y “ruido social” (Domingo y Méndez Rubio), se analiza cómo estos hablantes introducen tensiones fundamentales en las ideologías lingüísticas dominantes, visibilizando las fracturas ocultas de la convivencia lingüística en España.

Palabras clave: ruido, los neofalantes, sociolingüística, Galicia, gallego.

En el contexto gallego, los neofalantes —personas socializadas inicialmente en castellano pero que adoptan el gallego en algún momento de su vida— representan mucho más que un fenómeno lingüístico; constituyen una minoría activa que cuestiona los equilibrios sociolingüísticos y simbólicos establecidos. Según O’Rourke y Ramallo (2015), estas personas no solo cambian su código lingüístico, sino que protagonizan un acto político y social de desplazamiento de la lengua mayoritaria, cuestionando así el lugar de prestigio del español en Galicia. Es más, desde una perspectiva ideológica, los neofalantes introducen un “ruido” en el sentido propuesto por Attali (1978) y retomado por Domingo y Méndez Rubio (2023), es decir, un elemento disruptivo que cuestiona y desestabiliza el discurso dominante. Frente al discurso de un “bilingüismo cordial” —que intenta armonizar las tensiones históricas entre gallego y español— los neofalantes exponen la persistencia de un conflicto subterráneo. No es casualidad que su propia existencia incomode tanto a sectores conservadores, que los acusan de radicalismo, como a algunos hablantes tradicionales que los ven como “intrusos” o “no auténticos” en la comunidad gallega.

Desde la teoría del “ruido” como intervención política y social (Domingo y Méndez Rubio, 2023), podemos interpretar el uso del gallego por parte de los neofalantes como un acto performativo que irrumpe en el paisaje lingüístico cotidiano. Así como los ruidos urbanos — cacerolazos, sirenas— alteran el flujo de la vida diaria y visibilizan un conflicto, los neofalantes provocan un “cortocircuito” comunicativo cuando eligen el gallego en contextos donde se espera el español. Este ruido lingüístico no es meramente sonoro, sino profundamente simbólico. El hecho de que un joven de origen urbano y de familia castellanohablante utilice el gallego en la universidad, en redes sociales o en espacios públicos, rompe con las expectativas sociales que asocian el gallego a lo rural, lo antiguo o lo tradicional.

En ese sentido, los neofalantesreconfiguran las fronteras ideológicas y contribuyen a redefinir lo que significa “ser gallego” hoy. Se podría decir que al igual que el ruido en una manifestación social desafía al poder político (Domingo y Méndez Rubio, 2023), el gallego de los neofalantes desafía la supremacía simbólica del castellano y cuestiona la aparente neutralidad del bilingüismo español. Como bien señala Arroyo (2008), en España el lenguaje es un marcador identitario de primer orden, y las elecciones lingüísticas nunca son inocentes: constituyen declaraciones políticas, aunque a veces no lo parezcan.

La actuación de los neofalantes como agentes de “ruido ideológico” se enmarca en el debate sobre las ideologías lingüísticas en España. Como plantea Blas Arroyo (2008), las lenguas peninsulares, más allá de sus usos cotidianos, funcionan como poderosos símbolos de identidad y separación. En Galicia, aunque el gallego es cooficial, sigue ocupado por ideologías que lo sitúan como lengua subordinada o “folclórica”. Los neofalantes, sin embargo, transgreden esas ideologías al usar el gallego como lengua de prestigio personal, profesional y emocional. Así, su acción pone de manifiesto lo que Arroyo (2008) denomina “marcadores identitarios”, que generan tensiones al no ajustarse a las expectativas tradicionales. La presencia de neofalantes que hablan un gallego académico, urbano, digitalizado, rompe con la imagen del gallego limitado a lo rural o familiar. Su “ruido” se escucha con más fuerza en las universidades, las redes sociales y los movimientos culturales, espacios tradicionalmente ocupados por el castellano.

Desde una perspectiva crítica, podemos entender que el ruido que generan los neofalantes no es solo una molestia para los defensores del statu quo, sino una resistencia activa frente a un sistema que ha intentado silenciar o domesticar la lengua gallega. Siguiendo a Moscovici (1976), citado por O’Rourke y Ramallo, las minorías activas son capaces de transformar la sociedad precisamente por su capacidad de insistencia y coherencia en el tiempo. Y como propone Attali (1978), el ruido es también una forma de lucha, una manera de evidenciar los límites del consenso impuesto.

Valga la comparación que al igual que las batucadas o los cacerolazos en las revueltas, el gallego de los neofalantes es un acto que incomoda porque revela las fracturas ocultas del bilingüismo: ¿es posible ser plenamente gallego en una sociedad donde hablar gallego en ciertos contextos sigue siendo una rareza? ¿Por qué el uso del gallego se sigue asociando a opciones políticas concretas, mientras que el español se presenta como “neutral”?

En resumen, El ruido ideológico que los neofalantes provocan en Galicia no debe ser silenciado, sino escuchado y comprendido como una señal de transformación social. Su irrupción cuestiona no solo el reparto lingüístico de Galicia, sino también las relaciones de poder que lo sostienen. Así como Domingo y Méndez Rubio (2023) defienden la función del ruido como herramienta crítica en momentos de crisis, podemos entender que los neofalantes son portadores de un mensaje incómodo pero necesario: la convivencia lingüística en Galicia no está resuelta, y sus voces son parte fundamental del debate. Lejos de ser un “problema”, los neofalantes representan una oportunidad para repensar el papel del gallego en la sociedad contemporánea y para abrir un espacio de reflexión sobre las tensiones entre lengua, identidad y poder. En definitiva, su “ruido” es una forma de resistencia, pero también una invitación a imaginar nuevas formas de ser y hablar en Galicia.

Bibliografía

1.     Attali, J. (1978). Ruidos: Ensayo sobre la economía política de la música. México: Siglo XXI Editores.

2.     Blas Arroyo, J. L. (2008). Variación lingüística e identidad en la España plurilingüe: una aproximación multidisciplinar. Selected Proceedings of the 4th

Workshop on Spanish Sociolinguistics, ed. M. Westmoreland & J. A. Thomas, 1-

16. Somerville, MA: Cascadilla Proceedings Project.

3.     Domingo Gómez, D., & Méndez Rubio, A. (2023). Comunicación en conflicto: la función del ruido en la crisis social. EstuDAv, (38), 111-128.  

4.     O’Rourke, B., & Ramallo, F. (2015). Neofalantes as an active minority: understanding language practices and motivations for change amongst new speakers of Galician. International Journal of the Sociology of Language, 231.

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